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Una vez que has pintado, es esencial mantener la pintura en óptimas condiciones. Para ello, evita la exposición directa al sol y la humedad excesiva, ya que estos factores pueden deteriorar los colores y acabados. Realiza limpiezas periódicas con un paño suave y productos no abrasivos. Si notas cualquier daño, como desconchados o decoloraciones, actúa de inmediato para repararlos. Un buen mantenimiento no solo mejora la estética de tu espacio, sino que también asegura que tu inversión se mantenga por más tiempo.